miércoles, 13 de julio de 2011

MAS SOBRE CASO BATERAGUNE

Es aquí donde quiso explicar al fiscal por qué en el documento que abrió el debate interno -el denominado ``Argitzen''- no hicieron alusión alguna a ETA. «Efectivamente no aparece la M, porque en nuestra estrategia la M sobra y estorba», dijo. Era una respuesta directa a Vicente González Mota, que recogió esa frase textual de los dirigentes de ELA citados como testigos para acusar a los juzgados de no hablar nunca así de claro.

«Como dije en mi declaración, aquí ocurre que se busca desesperadamente la M -siguió Arnaldo Otegi-. Una M que es la gran coartada para el Gobierno, para muchos sectores mediáticos... porque es la excusa para no entrar al fondo del debate. Es al Estado a quien le interesan la P y la M», enfatizó.

En consecuencia, se refirió a este juicio como un gran montaje con otro paralelismo entendible por la gran opinión pública: «Aquí ocurre como con la invasión de Irak. Se justifica con el argumento de las armas de destrucción masiva; luego no aparecen, pero da igual».

Para dejar sentada su posición de modo muy nítido, Otegi se refirió a los «descansillos» a los que aludió el perito principal, o «parones de ETA» según la terminología del fiscal, que sostiene que los acusados sólo impulsan una interrupción temporal de la acción armada, de modo que lo más probable es que tenga fin, como ocurrió con anteriores treguas. El líder independentista reiteró que rechazarían eso si ocurriera y garantizó que «el único escenario que proponemos tiene que ver con el cese definitivo de la violencia armada y el desmantelamiento de las estructuras militares».

El alegato fue largo, pero los jueces sólo expresaron algo de incomodidad en la recta final, La presidenta, Ángela Murillo, le pidió que se ciñera a los hechos del juicio y no recibió con mucho agrado que Otegi apuntara las «cosas que van a suceder con certeza».

Los acusados han hablado; el Gobierno, vía fiscal, también; ahora les toca a los jueces.
Y el martes, de nuevo al banquillo de la Audiencia Nacional

El próximo martes, Arnaldo Otegi volverá a sentarse en el banquillo de la Audiencia Nacional. Será la cuarta vez en año y medio, con sus correspondientes traslados desde prisión. Esta vez se trata de la repetición del juicio por un acto en favor del entonces preso Joxe Mari Sagardui, «Gatza», en 2005. La condena impuesta a Otegi tras la primera vista oral se anuló luego en el Supremo debido a la parcialidad manifiesta de la presidenta del tribunal. Ello no ha impedido que Ángela Murillo haya dirigido también este juicio por el «caso Bateragune», en el que ciertamente ha mostrado otra actitud más propia de su función.

En esta ocasión, quien presidirá el tribunal será el máximo responsable de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, Javier Gómez Bermúdez. En principio, la Fiscalía mantiene la petición que hizo en el primer juicio: dieciocho meses de cárcel. Y lo hace pese a que aquel acto por «Gatza» dio pie a dos vistas orales en las que fueron juzgadas cinco personas, de las que sólo Otegi fue condenado. Primero se absolvió a Itziar Galardi y Josune Irakulis, y después a Estanis Etxaburu y Jon Enparantza, juzgados aparte por no comparecer en la primera llamada.

«El único escenario que proponemos tiene que ver con el cese definitivo de la violencia armada»

«La M [de militar] sobra y estorba en nuestra estrategia; es al Estado a quien le interesa; es la gran excusa para no entrar al fondo del debate político»

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