El paro y la pobreza son factores que maneja el capitalismo para equilibrar su economía, que no es la del pueblo, mucho mas modesta y desequilibrada. Los magnates de la industria y la banca nunca han estado de acuerdo con políticas de pleno empleo porque la seguridad en el trabajo aumenta la presión reivindicativa de los trabajadores conscientes de que los grandes beneficios de las empresas son generados en buena medida con su esfuerzo.
La filosofía de los explotadores es la de crear un ejercito de reserva que utiliza para cortar las exigencias laborales no contempladas dentro de ese foro donde se elaboran convenios amañados a la medida del patrón. Aunque luego los representantes de los trabajadores se esfuercen en convencer a la clientela: “que aun podía haber sido peor sin la firmeza combativa desarrollada en una negociación tensa en todo momento”.
Causa sonrojo escuchar como presentan claudicaciones repugnantes, como éxitos de brillante gestión sindicalista. No hay nada tan triste y deprimente como ver a tigre y leones hacer piruetas en el circo.
Será utópico, pero el único serio que nos queda ante la dramática situación es la autogestión de los medios de producción que abriría el camino para llegar al reparto de la riqueza, garantizando el reparto en la participación en el trabajo.
Si analizamos las propuestas empresariales haciendo un repaso a la Reforma Laboral y suponiendo que se cumplan todas aquellas que entusiasman a esa panda de títeres que han estampado su firma en un documento ignominioso. ni siquiera en un futuro lejano van a solucionar el paro en los próximos años
Ya no hay crisis coyunturales, no existen las “estabilizaciones” por las que se congelaban los salarios que siempre fueron culpables de la mala marcha de la economía. Ahora, arrancada la careta, vemos que de lo que se trata es de estructurar a fondo una sociedad que siempre estuvo en la mentalidad capitalista: Crear el imperio del dinero, donde los esclavos serán las legiones de parados, ese gheto inmenso llamado Cuarto Mundo que está creciendo.
Resulta imposible, para que esto cambie, convencer a los dueños del dinero que planifican la economía , que tienen que hacer un esfuerzo y cambiar la cultura las enormes diferencias, que si no se corrigen, el mundo estará poblado de hambrientos desesperados y unos pocos, aunque sean millones que no sebrán que hacer con sus fortunas.
Hablar a estas alturas de revolución, con un movimiento obrero enterrado hace décadas, viviendo entre el miedo a perder un empleo y la esperanza d encontrar otro, por quienes esperan su turno aburridos, es todavía mas utópico. Si difícil es levantar un Estado para arrasar los poderes injustos que nos condenan a “vivir” como ciudadanos privados del derecho a la vida digna, como se puede pensar en levantar a un continente donde el único internacionalismo consolidado y solidario es la defensa de sus intereses, ya no son los trabajadores sino el gran capital que copió la idea de unirse de los trabajadores de todo el mundo, y ahí esta la realidad de los hechos que no mienten.
La filosofía de los explotadores es la de crear un ejercito de reserva que utiliza para cortar las exigencias laborales no contempladas dentro de ese foro donde se elaboran convenios amañados a la medida del patrón. Aunque luego los representantes de los trabajadores se esfuercen en convencer a la clientela: “que aun podía haber sido peor sin la firmeza combativa desarrollada en una negociación tensa en todo momento”.
Causa sonrojo escuchar como presentan claudicaciones repugnantes, como éxitos de brillante gestión sindicalista. No hay nada tan triste y deprimente como ver a tigre y leones hacer piruetas en el circo.
Será utópico, pero el único serio que nos queda ante la dramática situación es la autogestión de los medios de producción que abriría el camino para llegar al reparto de la riqueza, garantizando el reparto en la participación en el trabajo.
Si analizamos las propuestas empresariales haciendo un repaso a la Reforma Laboral y suponiendo que se cumplan todas aquellas que entusiasman a esa panda de títeres que han estampado su firma en un documento ignominioso. ni siquiera en un futuro lejano van a solucionar el paro en los próximos años
Ya no hay crisis coyunturales, no existen las “estabilizaciones” por las que se congelaban los salarios que siempre fueron culpables de la mala marcha de la economía. Ahora, arrancada la careta, vemos que de lo que se trata es de estructurar a fondo una sociedad que siempre estuvo en la mentalidad capitalista: Crear el imperio del dinero, donde los esclavos serán las legiones de parados, ese gheto inmenso llamado Cuarto Mundo que está creciendo.
Resulta imposible, para que esto cambie, convencer a los dueños del dinero que planifican la economía , que tienen que hacer un esfuerzo y cambiar la cultura las enormes diferencias, que si no se corrigen, el mundo estará poblado de hambrientos desesperados y unos pocos, aunque sean millones que no sebrán que hacer con sus fortunas.
Hablar a estas alturas de revolución, con un movimiento obrero enterrado hace décadas, viviendo entre el miedo a perder un empleo y la esperanza d encontrar otro, por quienes esperan su turno aburridos, es todavía mas utópico. Si difícil es levantar un Estado para arrasar los poderes injustos que nos condenan a “vivir” como ciudadanos privados del derecho a la vida digna, como se puede pensar en levantar a un continente donde el único internacionalismo consolidado y solidario es la defensa de sus intereses, ya no son los trabajadores sino el gran capital que copió la idea de unirse de los trabajadores de todo el mundo, y ahí esta la realidad de los hechos que no mienten.
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